Tres arcos se abren paso en Madrid, tres arcos que se constituyen como la entrada emblemática de una las ciudades más importantes de Europa. Tres arcos erigidos como símbolo de belleza y poder embellecen la vista del turista más apático.


Estos arcos conforman la Puerta de Alcalá, prueba evidente de un Madrid atiborrado de arte arquitectónico. No es necesario saber de arte, para saber de belleza, hace falta alma para sentir lo bello, y es ahí, en el alma, donde retumba esta obra arquitectónica.


Es inaudito hablar de Madrid sin antes hablar de este umbral que junto a la Fuente de Cibeles se constituyen como una de las mayores atracciones de Madrid, inspirando así canciones y poesías.


De noche, el lugar basto en iluminación, brilla con su propia luz, mientras las personas se detienen a mirar la majestuosa obra construida en los tiempos del rey Carlos III en 1778.


Dar un paseo y simplemente caminar por este lugar puede ser una experiencia enriquecedora y a su vez se puede visitar lugares históricos cercanos tales como la Fuente de Cibeles, y parques tales como El Parque del Retiro y el Museo Nacional.

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